Después de mi paso por el Ejército Español, en la Compañía de Operaciones Especiales (COE42 - GOEIV), luego por la seguridad privada en la empresa PROTECSA, en abril de 1991 el Ayuntamiento de Sant Sadurní d'Anoia me abrió las puertas a la seguridad pública para trabajar en la Policía Local. Siempre estaré agradecido a dicho municipio y en especial a mi querido compañero Ramón Gelonch que me animó a dar el importantísimo paso y, que marcó mi vida profesional.
Después de pasar las pruebas de selección para una plaza de agente de la Policía Local, me incorporé de inmediato a la plantilla, la cual se componía en aquel tiempo de un sargento jefe, un cabo y creo recordar once guardias, incluyendo mi querido Sr. Codorniu, el agente más veterano a puertas de la jubilación que trabajaba en la recepción, centralita de teléfono y atendiendo la emisora, siempre de lunes a viernes, en el turno de tarde, toda una institución en dicha PL.
Recuerdo como si fuera hoy, la primera reunión con el sargento jefe de la PL Joan García, que provenía de la Guardia Urbana de Badalona. Tres preguntas y un sabio consejo:
- ¿Conoces la Constitución Española? Si.
- ¿Conoces el Código Penal? No mucho.
- ¿Sabes diferenciar entre infracción penal y administrativa? Más o menos, con dificultades.
Después de las tres preguntas y mis tres respuestas, el sargento se comprometió a formarme con urgencia siempre que yo pusiera el mayor interés posible, cosa que él cumplió y yo también.
El consejo, que siempre lo he llevado gravado hasta el día de hoy, fue "Para ser un buen agente de la autoridad, primero debes creértelo y luego podrás hacerte respetar, pero siempre siendo tú respetuoso en todo".
Me entregaron el uniforme, la credencial con mi número de agente 115 y un plano del municipio, que fue lo primero que memoricé antes que las ordenanzas y el Código Penal. Gracias a la ayuda de mis compañeros me adapté muy pronto al nuevo trabajo, cada día era un aprendizaje, un cúmulo de experiencias y anécdotas que me iban formando, gracias y sobre todo, a los compañeros con los que más coincidía en los turnos, en concreto con los agentes José Granados, Miguel Espejo y Francisco Sánchez, así como con el cabo Francesc Navarro. También fueron importantes en mi docencia como policía local los demás compañeros que formaban la plantilla: Ramón Gelonch, Jose Luís Rodríguez, Quim Reixach, Miquel Viñals, Juan Oporto y Francisco P Trinidad, espero no haberme olvidado de algún compañero, creo que no, en tal caso pediría por ello mil perdones.
Todos fueron muy buenos referentes y excelentes compañeros. De los mandos, recuerdo con especial admiración al entonces cabo Navarro, por sus dotes de gestión y liderazgo, siempre estaba ahí, nunca dio un esquivo a ningún problema o incidente.
La Policía Local de St. Sadurní tenía estrecha relación con el Puesto de la Guardia Civil que existía en aquellos años en el municipio. El Puesto estaba comandado por el sargento Bernardo, un personaje casi de literatura de la vieja escuela Benemérita. Lo recuerdo como un jefe malhumorado, rancio y despótico, al que se le notaba en demasía sus prejuicios hacia los otros cuerpos policiales.
La anécdota más remarcable con este personaje fue cuando apareció una maleta en el bar de Freixenet, estando Cataluña amenazada por el terrorismo de ETA y los últimos coletazos de Terra Lliure, ya que estábamos en periodo de pre-Olimpiadas de Barcelona 1992. Los VJ de Freixenet nos avisaron primero a nosotros, a la PL y, cuando se comprobó la existencia de dicha maleta y la ausencia de información sobre la propiedad y el origen, se solicitó la presencia de la GC, después de desalojar dicho bar y la nave adyacente. Cuando llegó la primera patrulla de la GC, en ella iba el Sgto. Bernardo, sin casi mediar palabra entró en el bar, cogió la maleta y de dio una patada sin saber que había en su interior. En ese momento, creo que le cambió la cara al ver las nuestras de estupefacción e incredulidad... había jugado con la vida de todos los presente y la suya, por su prepotencia. No tuvo bastante con esa irresponsabilidad que se superó, cogiendo la maleta y se la llevó al hospital para pasarla por RX. Ese era el nivel cortijero y esperpéntico del mando de Puesto de la GC de St. Sadurní d'Anoia. Para más inri, unas semanas después de ese incidente, se desactivó un artefacto explosivo colocado por Terra Lliure en la subestación de FECSA situado a pocos metros de la entrada de Freixenet y la estación de Renfe... La amenaza terrorista en Sant Sadurní no estaba a la altura del patetismo del Sgto. de la Guardia Civil.
Dejando atrás ese personaje oscuro, paso a recordar con gratitud la relación que teníamos con la Casa Dels Avis (geriátrico) del municipio, en especial con una de sus trabajadoras, Toñi, con quien pasábamos ratos del turno de noches entre cafés y charlas, que gracias a ella, se hacían más llevaderas las horas interminables, en especial las noches de invierno.
Como he mencionado con anterioridad, de esos 545 días que trabajé en la PL, la mayoría fueron en pre y en Olimpiadas del 92, donde Sant Sadurní d'Anoia fue subsede olímpica en hockey patines y ciclismo en ruta.



Fueron meses de mucho trabajo pero vivirlos fue un privilegio tanto desde en el ámbito profesional como personal, que pude disfrutar del ambiente olímpico que vivimos, incluso tuve la suerte de poder asistir a la ceremonia de apertura (ensayo del día 24 de julio de 1992) de los JJOO de Barcelona.
No tengo fotos de mi etapa en la PL, solo una y, permítanme que la comparta todo en el contexto humorístico.
Durante ese año y poco más de 6 meses que trabajé en la PL de Sant Sadurní, tuve mis momentos de reivindicación, ya que mi vinculación con la entidad era de contratado laboral, una figura un tanto irregular todo y estar normalizada en muchas policías locales, pero a mí me chirriaba en mis adentros.
Me moví de forma individual, sin ayuda de sindicatos, hasta conseguir una entrevista con el entonces asesor Coordinador de Policies Locals de la Generalitat de Catalunya, el Sr. Joan Delort, que no sirvió de nada, solo para empezar a conocer los personajes triunfitos de la seguridad publica en Cataluña que han sobrevivido y enriquecido durante décadas gracias a sus aptitudes grasientamente cooperantes con la política de turno.
Todo y mis positivos recuerdos en la Policía Local, comparado con el trabajo que he realizado tantos años en el Cos de Mossos, no fue siempre fácil el resolver los incidentes, ya que se trabajaba siempre solo con tu binomio, sin otra patrulla cercana que te apoyase, con medios muy reducidos y con una formación mínima... pero los resolvíamos siempre y gracias a Dios sin lamentar mayores. No había móviles y por la noche dejábamos conectado el interfono del Ayuntamiento y un dispositivo que nos avisaban de las llamadas al fijo en el coche patrulla si éramos requeridos para emergencias sanitarias, servicio de farmacia de guardia, del hospital, incidentes vecinales o accidentes de tráfico, incluso fuera del municipio que por ausencia de patrullas de la GC realizábamos los primeras actuaciones y al día siguiente se las pasábamos. Fue un aprendizaje en tiempo récord pero muy muy gratificante profesionalmente.
Poca interacción tuve con el Cos de Mossos d'Esquadra en esa etapa, ya que ellos solo tenían presencia institucional en Barcelona y casi ninguna en comarcas. En las 4 provincias de Cataluña existían las Comisarias Territoriales de los Mossos. Si se lo solicitaban los ayuntamientos, daban apoyo a las Policías Locales, en concreto para las fiestas mayores de los pueblos.
El Sgto. Jefe de la PL solicitó apoyo a los Mossos para el día fuerte de la Fiesta Mayor. Vino un furgón con 9 agentes. Los mossos y el jefe de la PL cenaron a cuenta del ayuntamiento, luego se desplegaron por el recinto de las fiestas y la zona de concierto, pero cuando llegaron las 4 de la madrugada se fueron para Barcelona alegando que plegaban a las 6h... y Chim Pum.
También tuve la suerte, aunque solo fue efímera, de empezar una formación para Policías Locales que realizaba el Ayuntamiento del Hospitalet del Llobregat, al margen de la formación reglada ya existente en Mollet por la Escola de Policies de Catalunya. Aquella formación, a la que solo pude asistir dos meses por acceder a la EPC como aspirante a Mossos el 5 de octubre de 1992, me dejó un excelente sabor de boca, por el nivel profesional de los docentes y los contenidos, todos los profesores e instructores eran policías locales, abogados y jueces muy próximos al mundo policial... muy diferentes de los perfiles docentes e instructores que me encontraría en la EPC.
Cuando vi en el DOGC el listado de admitidos para iniciar el curso básico de policía en la EPC, en el que yo aparecía admitido, inmediatamente llamé al Sgto. García, más que para informarle fue para pedirle consejo, ya que en esos momentos estaba inseguro en si decidía dar el paso a Mossos o por contra quedarme en la Policía Local. El sargento fue muy sincero, me dijo literalmente "si me lo hubieses planteado unos años antes, te hubiese dicho que no te fueras a Mossos, en mi opinión era como un ejército de Pancho Villa... hoy te digo que en el Cos de Mossos tienes un futuro mucho más grande del que te puede dar la Policía Local, es un cuerpo que se expandirá en territorio y competencias, no te dejes convencer por el regidor que quiere que te quedes, haz el paso y te deseo mucha suerte Ramón". Nunca olvidaré sus consejos.
Aquel 5 de octubre de 1992 causé baja de la Policia Local de Sant Sadurní d'Anoia y alta en el Generalitat de Catalunya hasta el día de hoy.
Esta entrada recuerdo en el Blog Giromátrix de mis 545 días en la Policía Local es un reconocimiento al gran trabajo que realizan todas las policías locales, municipales, guardias urbanas... y en especial a los que fueron mis compañeros en Sant Sadurní d'Anoia que han sido mis referentes durante toda mi trayectoria profesional en este mundo de la seguridad pública. Gracias.






.png)
No hay comentarios:
Publicar un comentario