domingo, 29 de enero de 2023

Visten uniforme, pero sintonizan mejor con los políticos que con los policías

 Si la máxima de un agente de la autoridad es el servicio público, ayudar y garantizar la seguridad pública, la máxima de un alto mando es complacer a la superioridad y sus gobernantes, en pro de su carrera profesional.  

 Durante más de treinta años de servicio he vivido experiencias profesionales como el despliegue de los mossos por toda Cataluña, el traspaso de competencias, la falta de medios, formación y efectivos, congelaciones y recortes de sueldos. He visto pasar gobiernos conservadores y progresistas, una lista larga de consejeros y jefes del cuerpo, cambios de Prefatures y estructuras, reformas o nuevas leyes, conflictos internos, sociales y políticos, crisis económicas y sanitarias…y por todo, me identifico con Horoné de Balzac cuando dice que “Los gobiernos pasan, las sociedades mueren, la policía es eterna”

 Esta semana han vuelto las huelgas en diferentes sectores públicos, en el sanitario y la educación. Después de aquella crisis económica que provocaron muchas manifestaciones contra los recortes sangrantes del Govern de Don Artur Mas en los servicios públicos, nos llevaron a la crisis social y política del procés que monopolizó la sociedad catalana por los intereses de las elites partidistas en el conflicto Cataluña-España. Luego nos paralizó la crisis sanitaria de la COVID que evidenció la falta de recursos sanitarios, que de aquellos intereses convergentes veníamos. Pasada la pandemia, el conflicto catalán se autodestruyó por la lucha del trono del Palau de la Generalitat y como en la etapa del Tripartito, cuando a los Convergentes ahora Junts se les saca de la poltrona del Govern, las reivindicaciones del sector público se calientan y aparecen las manifestaciones y las huelgas de los funcionarios. He aquí la importancia de las estructuras “d’Estat” que ellos reclaman y a las que en verdad deberían de llamar estructuras “del Partit”   

 Estoy casi convencido que las mismas necesidades (salvando las diferencias de servicios) que revindican los médicos, las enfermeras, los docentes, los funcionarios de justicia…son las que padecen los policías del Cos de Mossos d’Esquadra: falta de efectivos, medios, formación, reconocimiento profesional…

 En mi opinión, centrándome en el ámbito de la seguridad pública que es el que conozco, aquí no estoy casi si no que estoy completamente convencido, mucha culpa del estado de necesidad y decadencia profesional que padece la Policia de la Generalitat es responsabilidad de las elites de los mossos d’esquadra, en concreto de las categorías de gestión y no de función policial. Inspectores, Intendentes y Comisarios a los que señalo principalmente, todo y que haberlos los hay de Sots-Inspectores y algunos Sargentos que de siempre han gestionado y son igual de responsables que los principales. 

 Estos gestores uniformados con las charreteras llenas de barras & laureles, el pecho lleno de rayas de colores y chatarra en formas de estrellas por los méritos que ellos mismos se reparten y que en ningún caso son por acciones policiales, han crecido con una educación de sometimiento y servilismo hacia sus superiores y sobre todo hacia la casta política, concretamente hacia los dirigentes del Partit, como reconocimiento y agradecimiento por los éxitos personales cosechados en su trayectoria profesional.

 De esta educación político-jerárquica, a la que ellos denominan lealtad institucional, los mandos en perjuicio de las categorías inferiores y la profesión de Policía, han gestionado sus comisarias, regiones y áreas como un político, obedeciendo los intereses del partido y no trabajando por los intereses de los ciudadanos y su seguridad.

 Sobre todo en los años de crisis económica y también social como en la década del procés, esos mandos de gestión se han dedicado a tapar las necesidades de la policía, desmentir las denuncias por la falta de medios como coches patrullas, material, efectivos y formación. Se les ordenan hacer entrevistas, ruedas de prensa e incluso comparecencias en el Parlament donde pintan y colorean los números, estadísticas y justifican las malas decisiones estructurales, las nefastas políticas que afectan a la seguridad y a la credibilidad de los agentes de la autoridad, apoyando cambios de modelos equivocados que acaban siendo un fracaso y luego reconducidos, pero con un daño irreparable.


 Reunirse, conversar o discutir con las elites de uniformados sobre los problemas de los parias uniformados, que son los agentes de policías que trabajan en la calle, sufren los turnos, las inclemencias del tiempo y los conflictos de la sociedad, es como estar ante míster Bean y su cara de aversión. 

 Así llevamos más de una década, en caída libre sin control, dejando un futuro muy complicado, sin buenos referentes ni un modelo aceptable de policía para los nuevos agentes que nos relevarán. Y mientras, las elites uniformadas e históricas del Cos pasan a mejor vida, en una segunda actividad cobrando lo mismo en supuestas tiendas de Merchandinsing o Club Esportiu de Mossos… dejando atrás el marrón mal gestionado de la seguridad pública y un Cos desestructurado y a la deriva.  

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