Si la máxima de un agente de la autoridad es el servicio público, ayudar y garantizar la seguridad pública, la máxima de un alto mando es complacer a la superioridad y sus gobernantes, en pro de su carrera profesional.
Durante más de treinta años de servicio
he vivido experiencias profesionales como el despliegue de los mossos por toda
Cataluña, el traspaso de competencias, la falta de medios, formación y efectivos,
congelaciones y recortes de sueldos. He visto pasar gobiernos conservadores y
progresistas, una lista larga de consejeros y jefes del cuerpo, cambios de Prefatures y estructuras, reformas o nuevas leyes, conflictos internos, sociales
y políticos, crisis económicas y sanitarias…y por todo, me identifico con Horoné
de Balzac cuando dice que “Los gobiernos pasan, las sociedades mueren, la
policía es eterna”
Esta semana han vuelto las
huelgas en diferentes sectores públicos, en el sanitario y la educación.
Después de aquella crisis económica que provocaron muchas manifestaciones
contra los recortes sangrantes del Govern de Don Artur Mas en los servicios
públicos, nos llevaron a la crisis social y política del procés que
monopolizó la sociedad catalana por los intereses de las elites partidistas en el
conflicto Cataluña-España. Luego nos paralizó la crisis sanitaria de la COVID que
evidenció la falta de recursos sanitarios, que de aquellos intereses
convergentes veníamos. Pasada la pandemia, el conflicto catalán se autodestruyó
por la lucha del trono del Palau de la Generalitat y como en la etapa del
Tripartito, cuando a los Convergentes ahora Junts se les saca de la poltrona del
Govern, las reivindicaciones del sector público se calientan y aparecen las
manifestaciones y las huelgas de los funcionarios. He aquí la importancia de
las estructuras “d’Estat” que ellos reclaman y a las que en verdad deberían de llamar
estructuras “del Partit”
Estoy casi convencido que las mismas
necesidades (salvando las diferencias de servicios) que revindican los médicos,
las enfermeras, los docentes, los funcionarios de justicia…son las que padecen los
policías del Cos de Mossos d’Esquadra: falta de efectivos, medios, formación,
reconocimiento profesional…
En mi opinión, centrándome en el ámbito
de la seguridad pública que es el que conozco, aquí no estoy casi si no que estoy
completamente convencido, mucha culpa del estado de necesidad y decadencia
profesional que padece la Policia de la Generalitat es responsabilidad de las elites
de los mossos d’esquadra, en concreto de las categorías de gestión y no de función
policial. Inspectores, Intendentes y Comisarios a los que señalo principalmente,
todo y que haberlos los hay de Sots-Inspectores y algunos Sargentos que de
siempre han gestionado y son igual de responsables que los principales.
Estos gestores uniformados con las
charreteras llenas de barras & laureles, el pecho lleno de rayas de colores
y chatarra en formas de estrellas por los méritos que ellos mismos se reparten
y que en ningún caso son por acciones policiales, han crecido con una educación
de sometimiento y servilismo hacia sus superiores y sobre todo hacia la casta
política, concretamente hacia los dirigentes del Partit, como reconocimiento y
agradecimiento por los éxitos personales cosechados en su trayectoria profesional.
De esta educación político-jerárquica,
a la que ellos denominan lealtad institucional, los mandos en perjuicio de las categorías
inferiores y la profesión de Policía, han gestionado sus comisarias, regiones y
áreas como un político, obedeciendo los intereses del partido y no trabajando por
los intereses de los ciudadanos y su seguridad.
Sobre todo en los años de crisis económica
y también social como en la década del procés, esos mandos de gestión se
han dedicado a tapar las necesidades de la policía, desmentir las denuncias por
la falta de medios como coches patrullas, material, efectivos y formación. Se
les ordenan hacer entrevistas, ruedas de prensa e incluso comparecencias en el
Parlament donde pintan y colorean los números, estadísticas y justifican las
malas decisiones estructurales, las nefastas políticas que afectan a la seguridad
y a la credibilidad de los agentes de la autoridad, apoyando cambios de modelos
equivocados que acaban siendo un fracaso y luego reconducidos, pero con un daño irreparable.
Reunirse, conversar o discutir con las
elites de uniformados sobre los problemas de los parias uniformados, que son los agentes de
policías que trabajan en la calle, sufren los turnos, las inclemencias del
tiempo y los conflictos de la sociedad, es como estar ante míster Bean y su
cara de aversión.
Así llevamos más de una década, en caída libre
sin control, dejando un futuro muy complicado, sin buenos referentes ni un
modelo aceptable de policía para los nuevos agentes que nos relevarán. Y mientras,
las elites uniformadas e históricas del Cos pasan a mejor vida, en una segunda
actividad cobrando lo mismo en supuestas tiendas de Merchandinsing o Club
Esportiu de Mossos… dejando atrás el marrón mal gestionado de la seguridad pública y un Cos desestructurado y a la deriva.
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