El acto delictivo conocido como “método peruano” se localiza mayormente en Cataluña y la Comunidad Valenciana, consistente en pinchar las ruedas de los turistas cuando han parado en un área de servicio y/o engañarlos a posteriori cuando circulan por la autopista, haciéndoles saber o creer que tienen dicha avería. Cuando paran en el arcén, el coche de los delincuentes (normalmente ocupado por tres hombres) siempre queda delante y el de las víctimas detrás. Un delincuente sale del coche e informa a las víctimas que han pinchado, distrayéndolas mientras otro delincuente a escondidas hurta los bolsos de dentro del vehículo de los turistas e incluso las llaves del coche para no poder ser perseguidos, todo en menos de un minuto, saliendo a toda velocidad los ladrones mientras las víctimas quedan en shock cuando son conscientes del robo.
Todo y ser conocido ese modus operandi con el nombre de “método peruano” ya son décadas que los delincuentes son de nacionalidades casi todos de los países del este, como Kosovo.
Como he dicho, este tipo de robo,
casi a diario en las autopistas del este del país, desde la frontera con Francia
hasta el sud de España, lo sufren desde hace décadas, principalmente los extranjeros
que transitan por estas carreteras.
Los delincuentes, a los que se les
consideran como una organización criminal, cosa que en mi opinión no tengo
ninguna duda, cada vez están mejor estructurados, son más efectivos, con mejores estrategias
y utilizan un parque móvil nuevo y de categoría media-alta (todos son vehículos
de alquiler).
En cambio, la policía sufre cada
vez más la falta de efectivos, con un parque móvil ruinoso y muchos turnos sin
apenas coches, sin medios ni formación actualizada, sin ninguna estrategia
concreta para combatir la delincuencia profesional que cada día azotan las autopistas
de Cataluña.
¿A quién le importa los robos que
sufren los turistas? Dichos actos delictivos solo perjudican a las víctimas, pero
no provocan en ningún caso una alarma social al país y que puedan perjudicar
los intereses de los políticos, pues a resultas, tampoco afecta a los intereses de los responsables
de la seguridad pública (la Direcció General de la Policia y su Prefectura). El
turista sufre, unos denuncian y otros no, pero lo que es seguro que su impotencia
e indignación se las llevan a sus países, que explicarán a sus más
allegados y que poco o mucho, acaba afectando a la fama de nuestro país. Pero a
nuestras autoridades, a esas que están de paso político les importan nada y por obediencia al Govern, tampoco les importan a los responsables policiales.
Tengan por seguro, que las
ganancias que cada día obtienen los “peruanos” de estos hurtos son muy altas, de
muchos miles de euros y también en joyas. Pues para mantener una
plantilla numerosa en los coches y también en los puntos de vigías de las autopistas (para informar de posibles víctimas, movimientos de la policía
y para recoger los botines que son lanzados desde los coches sin parar), así como para pagar los
abogados defensores cuando son detenidos, los alquileres de los
vehículos, la gasolina, los móviles… se pueden imaginar ustedes lo que generan cada día en estos robos.
A parte del sufrimiento de las víctimas, también
sufren los policías que les asisten. Sufren por la mala experiencia y el dolor de
las víctimas, sufren por la impotencia que les genera que los delincuentes
campen a sus anchas sin poder hacer nada por la falta del interés del Cos y de la DGP. También sufren por los conflictos en el seno de los grupos
de trabajo (escamots) que provocan los “peruanos”, ya que hay agentes de tráfico
que de forma individual se implica en perseguirlos, muchas veces afectando a
los servicios y al resto de patrullas. Reitero, todo por la falta de estrategias, medios
y responsabilidad de quienes deben ostentan la dirección de la policía y la garantía
de la seguridad pública, de todos los ciudadanos, españoles y extranjeros.
Ni hay estrategia, ni el interés por ella. Es tan insultante la despreocupación por el tema, que ni siquiera se han plantado dar información a los turistas en la frontera, en las primeras áreas de servicios, gasolineras… como se han hecho en otras ocasiones para las campañas de seguridad de los grandes premios de motociclismo que se daban panfletos con información de seguridad viaria e incluso regalos y souvenirs como candados y reflectantes.
Llevamos décadas sin tomarse enserio los
robos de las autopistas, esos sí, mientras el Govern y la Prefectura se enorgullecen de
que la Unidad Marítima y Subacuática de Mossos hayan retirado una red de pesca
que posiblemente salve la vida de pececillos y algún cefalópodo ¿Saben cuántos obstáculos
retiran las unidades de tráfico y seguridad ciudadana de las carreteras cada día y
que seguro salvan vidas humanas? Eso no importa, el postureo tiene más réditos
políticos que la responsabilidad por la seguridad pública.
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