martes, 4 de junio de 2024

Justicia y Menosprecio

 Lo prometido es deuda, pues el pasado 29 de abril se celebró el juicio y por acuerdo de todas las partes, hubo sentencia del día 5 de mayo de 2024. 

 Por lo que he vivido profesionalmente en los últimos tres años, este escrito es un agradecimiento a mi doctora de familia del CAP de Montilivi, al equipo de traumatología del Hospital Trueta de Girona, a la médico forense de los juzgados de Girona, a los abogados de los sindicatos SME y CATME y al juez y fiscal del Penal 5 de Girona. Por contra, también es una crítica al trato dispensado por mis jefes inmediatos, el inspector y subjefe (habilitado durante más de 8 años) de la ARTGi, a la mutua Asepeyo de Girona y a los servicios de Administración del Cos.  

 Prometí que cuando se cerrara la causa, escribiría sobre esta experiencia profesional que me ha tocado vivir y que estoy seguro de que no es un caso aislado en el Cos, en cuanto al trato en mi querido entorno laboral como consecuencia de la lesión que sufrí en el transcurso de una detención. 

     Suceso. 

  A la semana siguiente de la Volta Ciclista a Catalunya que participé por primera vez y seguramente última, un martes después de lunes de Pascua, al final del turno de tarde del día 6 de abril de 2021, la Sala Regional de Girona nos comisionó a un requerimiento de una patrulla de Seguridad Ciudadana, por un accidente de tráfico sin heridos y que el conductor presentaba signos de estar bajo la influencia de bebidas alcohólicas. 

 Cuando llegamos al lugar, después de hablar con los mossos y observar el estado de embriaguez del conductor, pasamos directamente a leer los derechos correspondientes y explicar los procedimientos para realizar las pruebas de alcohol y drogas. El comportamiento del conductor fue de mal a mucho peor, en cuanto a desafiamiento, insultos, amenazas, hasta llegar a la resistencia y a la agresión física, con patadas y mordiscos. 

 Entre mi binomio y yo, solo pudimos reducirlo, hasta que al poco llegaron refuerzos y entre cuatro agentes, pudimos engrilletar al detenido, inmovilizar los brazos y piernas con las cintas de contención de velcro, y así poder trasladarlo a dependencias policiales. Nada más apoyar la pierna izquierda para levantarme del suelo, supe que algo grave tenía en la rodilla, a parte del sangrerío por el mordisco que me dio en el dedo pulgar de la mano, que pensé que me lo arrancaba de cuajo cuando lo apretaba entre sus dientes.

 Después de ser visitado en urgencias del hospital, nos desplazamos a la comisaría para redactar minuta, el accidente de tráfico, las actas y denuncias por los delitos de conducción bajo los efectos del alcohol y drogas, por la negativa a someterse a las pruebas, el atentado, la resistencia y las lesiones. 

 Ya en la primera interacción con el agente de la OAC fue mala, eran ya, casi la 1 de la mañana del día 7. La desgana de agente era notoria, así como la falta de profesionalidad, que derivó en un procedimiento erróneo, ya que al día siguiente en el despacho de la jueza de guardia se evidenció. Todo y que requerimos al agente de la OAC los Ofrecimientos de Acciones a más de librar con toda la documentación los partes del hospital, este nos citó a 8 horas después a un Juicio Rápido...

 En los juzgados de Girona, después de ser visitado por la médico forense, fui requerido al despacho de VI. La Jueza estaba con la abogada del detenido. Su señoría me preguntó sobre la actuación y la negativa a someterse a las pruebas. Seguidamente me informó que el detenido reconocía todo lo sucedido por lo que habían llegado a un acuerdo, momento en que yo le expliqué a VI y a la abogada del detenido, que mi compañero y yo habíamos sido visitados por la médico forense del juzgado, por las lesiones sufridas y nos emplazaba la forense a un mes vista y así tener informes facultativos de la mutua de trabajo. La Jueza tubo que anular el acuerdo con la abogada defensora. 

      La ignominiosa Mutua ASEPEYO. 

 Salí del juzgado y me dirigí a la mutua Asepeyo de Girona, donde empezó la penosa experiencia de sentirme tratado como una cabeza de ganado examinado por médicos y enfermeras que me visitaron con incredulidad y desdén en aquella primera visita y que sería un anticipo de los siguientes meses. Puedo entender, que al presentarme como policía de un colectivo tan grande como los Mossos, me cuelguen el San Benito de primeras, por todo lo que les pasan cada día por el consultorio, pero es injusto, ya que debería como mínimo de consultar el historial del trabajador que tienen en la mutua, al menos el mío, por suerte, es casi nulo, en más de treinta años de servicio en el Cos. 

 Aquella misma tarde del día 7 me hicieron una resonancia de la pierna y se activó el protocolo de riesgo biológico por el mordisco. El resultado de la resonancia fue claro "doble meniscopatía en la rodilla izquierda" pero la valoración del supuesto traumatólogo de la mutua no fue nada clara, tan solo me prescribió unas sesiones de rehabilitación. Superadas las sesiones prescritas de rehabilitación y que no mejoraba, el susodicho traumatólogo... me infiltró la rodilla y me mandó más sesiones de rehabilitación, hasta que se dio por vencido y programó artroscopia para el 19 de abril de 2021. Operado, la sorpresa venia escrita en el informe del doctor, que decía "importante lesión condral" y que no aparecía en la primera resonancia. 


 Después de la operación del día 19-4-2021, no se me prescribió ninguna sesión de rehabilitación, solo hubo visitas al traumatólogo, recetas de pastillas para calmar el dolor y consejos del susodicho médico a caminar cada día más, primero con muletas y luego sin. Pronto empezaron las presiones para darme de alta médica, todo y que continuaba con mucho dolor, caminaba cojo y era casi incapaz de subir y bajar escaleras, ni mucho menos correr o saltar. El día 11-7-21 me dieron el alta, con el informe correspondiente sobre mi lesión y otro informe para adaptar mi trabajo a la lesión. 


 En ese momento, al obligarme la ASEPEYO a trabajar en las condiciones que me encontraba, pequé de inexperiencia en bajas médicas y se impuso mi personalidad profesional, por lo que no quise tramitar baja por el Salut.Cat (doctora de cabecera) y acepté empezar a trabajar cojo y con dolor. 

     El menosprecio jerárquico.  

 Me presenté en el despacho del inspector de la ART de Girona para explicarle mi situación y solicitar una adaptación de trabajo, con la documentación médica. El inspector no tenía ni idea de que me había pasado, ya que el hombre, creía que la lesión había sido en la Volta Ciclista a Catalunya... pero tampoco se sensibilizó demasiado, su cara reflejaba el pensamiento de todo jefe que no empatiza con ningún problema y menos si el problema es de un policía de mi perfil, crítico y opinador. El inspector solo fue amable pero incapaz de tomar una decisión, pues me dio largas con excusas y mentiras a la petición que le hice, reforzar el Grup de Recerca y Documentació (GRD) que estaba en cuadro de efectivos y con muchísimo trabajo por la instrucción de permisos de conducir falsos (Operación Loki). El inspector me negó ir al GRD, pero en pocas semanas, reforzó el grupo con dos agentes y un cabo. Para no alargar este apartado, resumiré que los siguientes meses no se me asignó ningún trabajo adaptado, me tuvieron de comodín, para hacer de conductor del jefe de turno, también realicé servicio de custodia de puerta o incluso estuve muchos turnos, sentado en la oficina sin hacer nada, ya que había algún jefe de turno que prefería ir solo a que yo le acompañara. Hubo días que realicé patrulla normal por falta de efectivos, mi compromiso estaba muy por encima que el menosprecio de mis mandos, e incluso con dolor y limitaciones no pude resistirme a ir a accidentes y asistencias.

 En uno de los requerimientos a un accidente de un ciclista, sufrí una caída al resbalarme entre las piedras de un rio, me resentí la rodilla y tuve que volver a la Asepeyo. No hay mal que por bien no venga, pues ese día me atendió otra traumatóloga, que me solicitó otra resonancia. El resultado fue aclarador para entender cosas entre la primera resonancia antes de la operación, el informe posoperatorio y aquella segunda resonancia: ¿QUÉ COÑO LE PASÓ AL CARNICERO CON MI CARTÍLAGO? 


Todo y el resultado de la segunda resonancia, los "profesionales" de la mutua ASEPEYO, literalmente me echaron sin querer atenderme, alegando que esas lesiones eran degenerativas y nada tenían que ver con la lesión laboral. Hice una reclamación escrita a la dirección de la mutua y que su Área de Reclamación y Transparencia resolvió con un escueto escrito:


 La misma reclamación que envié a la dirección de la Mutua ASEPEYO, la elevé a mi Servicio de Administración de Mossos, informando a la Cap de Administración de la Región Policial de Girona, y que todavía hoy, estoy esperando alguna respuesta. Tengo claro que las mutuas son un negocio donde solo pueden trabajar "profesionales" como el susodicho traumatólogo que no los quieren en ninguna otra parte, ya que tratan con menosprecio y negligencia a los accidentados, para así retribuir beneficios para los accionistas y a otros que mantienen las componendas administrativas y políticas en perjuicio de los trabajadores.   

     La suerte de tener una sanidad pública con grandes profesionales. 

 Después de la negativa de la Asepeyo a ser atendido, trasladé a mi doctora de familia todo el historial, que inmediatamente solicitó que fuera visitado por traumatología del hospital Josep Trueta de Girona. La primera visita en el Trueta, el traumatólogo una vez leyó la documentación, informes y pruebas, me tiró la caballería por utilizar la sanidad pública cuando mi caso era claramente laboral. También me dió su opinión sobre la operación de meniscos y lo que pudo pasar con el cartílago... finalizando el discurso con un "ese médico (refiriéndose al traumatólogo de la Asepeyo) no debería de operar más"
Pero cuando le pedí un informe para poder estudiar una demanda contra la Asepeyo y su traumatólogo, el especialista del Trueta empezó a moderar su indignación y cambio de tercio prescribiéndome una ecografía, resonancia y otras pruebas...
 El día 28-10-2022 me operaron por segunda vez, esta en la Clínica Girona por el equipo de traumatología del Hospital Trueta. La doctora Martínez hizo lo que pudo para reparar las chapuzas del susodicho médico de la Asepeyo. 



Después de semanas con sesiones de rehabilitación en el Güell de Girona, con un gran equipo de fisios, las mejoras empezaron a notarse, los dolores iban a menos y el día 27-01-2023 empecé a trabajar de nuevo, en mi lugar de trabajo, según ellos "adaptado" en el grupo de radar del sector de tráfico de Girona. 

 Es posible, que alguna mente rencorosa y con memoria, tuvo su momento de placer vengativo al negarme la solicitud de trabajar en el GRD y asignar mi lugar de trabajo al grupo de radar, cuando un servidor, fui muy crítico en su día, con el modus operandi de algunos radaristas y los intereses jerárquicos que había detrás de esas malas praxis, las cuales denuncié públicamente en mi etapa de delegado sindical. 

 

 Pues hasta la fecha, después de meses de ir recuperando movilidad, fuerza y dejando el dolor de la rodilla en el olvido, continúo trabajando en el grupo del radar, con profesionalidad y por supuesto ética, como expliqué en una entrada en este mismo blog. Y también, hace pocos meses me he reencontrado con la motocicleta, empezando a realizar algunos servicios.  

   El trabajo policial bien hecho, la justicia lo resuelve con un acuerdo de todas las partes. 

 Como he empezado este escrito, informando que el día 29 de abril del presente año, se celebró el juicio oral y que los agentes actuantes no tuvimos ni que entrar en la sala, ya que VI, Ministerio Fiscal, abogado del encausado y nuestros letrados de los sindicatos SME y CAT, llegamos todos a un acuerdo. Se condenó al investigado por los delitos contra la seguridad vial, desobediencia, atentado y lesiones. Una condena justa, que para una persona que todo y que aquel día se comportó como un delincuente muy agresivo, estoy seguro de que nunca más obrará de aquella manera, su arrepentimiento, el castigo judicial y la oportunidad que le hemos ofrecido todas las partes, evita que entre en prisión, un lugar que, para una persona normal, puede ser demoledor en su vida. 

 Por todo, tenía ganas de explicar mi experiencia personal, la de un agente que padece un percance en el transcurso de su trabajo, con una lesión que le provoca cambios en sus funciones profesionales e incluso en la vida particular, pero que es maltratado por la mutua de trabajo, ignorado por la Administración, menospreciado por sus mandos y también la indiferencia entre el colectivo. Pero acabo, como he empezado, agradeciendo a todos los profesionales que me han ayudado, a mi doctora de familia, al equipo de traumatología del Trueta y sus enfermeras, a la unidad de rehabilitación del Güell, a mi mujer e hija, a mis amigos Paco Canela y Pedro Esquinas, a los funcionarios del Juzgado de Girona, al sindicato SME a su delegado de riesgos laborales, así como al equipo jurídico, a la abogada del sindicato CATME y a mis compañeros del grupo de radar de Girona.                   

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