domingo, 29 de octubre de 2023

Olaf, una ardilla en medio del desierto

 El pasado lunes 23 de este mes de octubre, sobre las 20 horas, el sargento de turno me llamó, me hizo pasar a su despacho y me dijo: - “Ramón, Olaf… ha muerto"

 Pocas horas después, Anna Punsí en Twitter publicó una entrada, que sería imposible en tan pocas palabras describir a Olaf mejor que lo hizo ella.

 Olaf era un genio en su especialidad, el MEJOR POLICÍA para detectar las manipulaciones de los aparatos tacógrafos del transporte por carretera. Si esta especialidad o formación estuviese reconocida y reglada en las universidades, el mosso-agente Olaf sería Doctor, Catedrático o Cum Laude por la "Universidad de Seguridad Vial" (si existiera). 

 Olaf era una isla en medio del océano o como he titulado en esta entrada, una ardilla en medio del desierto (hace años en los círculos del transporte a él se le conocía como la Ardilla de La Jonquera). Fue un genio en un mundo de mediocres, un policía implicado en un cuerpo jerarquizado por interesados y cobardes mandos, una persona incorruptible en un sector que mueve millones de euros como es el transporte. Olaf fue excepcional en todos los sentidos profesionales, un genio con valores y un referente vocacional. Su nombre debería ser incluido en los temarios de ética profesional en las escuelas de policía.

  Pero el genio tropezó varias veces con la misma roca, una estructura jerárquica controlada por intereses políticos, económicos, pero también personales. Nuestra superioridad garantiza su zona de confort y control atando corto a los subordinados, poniendo los palos a las ruedas necesarios para obstaculizar trabajos fuera de lo normal, evitando poner en peligro relaciones y componendas innombrables. 

  

 En un mundo en decadencia, donde los ineptos son ascendidos, los sinvergüenzas premiados, los barbaros dan clases de formación, los parásitos protegidos y las malas personas son los que imparten justicia... son los perfiles vocacionales, genios de la especialidad, los policías responsables y agentes con excelentes valores éticos quienes viven un calvario en sus jornadas laborales, rodeados de la vergonzosa mediocridad y sometidos a la ignominia profesional, aislados por el mismo colectivo, solos, sufren la sinrazón y muchas veces son incapaces de evitar transmitir el sufrimiento profesional a su entorno privado y familiar.
 
 Si un policía de la calle o la carretera cada día que trabaja acumula negatividad, cada turno que pasa, mes a mes y año tras año suma estrés, no para de percibir los sentimientos e inputs de rechazos sociales y políticos... y si a más, se les somete a los menosprecios jerárquicos y al aislamiento del entorno, el sufrimiento y dolor que sufre un BUEN POLICÍA es inimaginable. 

 Olaf vivió años de reconocimientos institucionales en el Cos, pero siempre seguidos de los menosprecios. Internacionalmente en toda Europa fue un referente, un mentor y el recurso que siempre estaba (a todas horas y días del año) que ayudaba a cientos de policías, desde los más altos cargos jerárquicos a los agentes de la escala más básica. En los últimos años tuvo la gran suerte de trabajar con un agente también excepcional profesionalmente y exquisito como persona, con su compañero y amigo Pablo T, los dos formaron un binomio inigualable. Pero como en las otras veces, la excelencia ensombreció a la mediocridad, por lo que nuevamente fueron menospreciados hasta que el binomio tiró la toalla, deshaciéndose la pareja de genios, pasando Pablo a trabajar en un grupo de trabajo (escamot) y Olaf abandonado en un rincón de la comisaria realizando las respuestas a los escritos de alegaciones y documentos de otros agentes. Un genio escribiendo para un grupo de agentes generadores de simples palotes para las estadísticas beneficiosas de la estructura del Cos. 

 El jueves 26 a las 10:30 horas se celebró el funeral. La familia comunicó a la Institución que no quería comunicado oficial ni presencia de agentes uniformados en la ceremonia, lo que no me extrañó y que personalmente comparto y respeto plenamente dichos deseos. Yo no fui al funeral, sabía que ellos, aquellos que no le tuvieron el respeto que mereció en vida, tampoco lo tendrían en cuerpo presente, por lo que daba por hecho que se presentarían en la ceremonia sin fondo de vergüenza para dar el pésame a la familia... y no me equivoqué. Ni quise ver a esos, ni quise ver el sufrimiento de la familia, a una familia que Olaf protegió con su discreción, preservando siempre su privacidad, ya fuera por seguridad obvia por el delicado trabajo que realizaba o por su personalidad introvertida fuera del ámbito profesional.

 Podría explicar infinidad de servicios, actuaciones relacionadas con el transporte donde Olaf me ayudó o incluso me felicitó en un tema concreto que fue sonado. Pero lo que daría para escribir hasta un libro, es la cantidad de conversaciones, encuentros y comidas que tuve la suerte de compartir con él y que por encima de tantos otros temas de charla que hicimos, hubo uno, EL SUFRIMIENTO DE UN BUEN POLICÍA EN UN MUNDO DE SINVERGÜENZAS, INEPTOS Y COBARDES que siempre estaba omnipresente. 

                       CON TODO MI DOLOR Y SIEMPRE EN MI RECUERDO


DESCANSA EN PAZ OLAF

                



domingo, 1 de octubre de 2023

¿Qué importan los delitos por el MÉTODO PERUANO?

 El acto delictivo conocido como “método peruano” se localiza mayormente en Cataluña y la Comunidad Valenciana, consistente en pinchar las ruedas de los turistas cuando han parado en un área de servicio y/o engañarlos a posteriori cuando circulan por la autopista, haciéndoles saber o creer que tienen dicha avería. Cuando paran en el arcén, el coche de los delincuentes (normalmente ocupado por tres hombres) siempre queda delante y el de las víctimas detrás. Un delincuente sale del coche e informa a las víctimas que han pinchado, distrayéndolas mientras otro delincuente a escondidas hurta los bolsos de dentro del vehículo de los turistas e incluso las llaves del coche para no poder ser perseguidos, todo en menos de un minuto, saliendo a toda velocidad los ladrones mientras las víctimas quedan en shock cuando son conscientes del robo.  


                                        

 Todo y ser conocido ese modus operandi con el nombre de “método peruano” ya son décadas que los delincuentes son de nacionalidades casi todos de los países del este, como Kosovo.

 Como he dicho, este tipo de robo, casi a diario en las autopistas del este del país, desde la frontera con Francia hasta el sud de España, lo sufren desde hace décadas, principalmente los extranjeros que transitan por estas carreteras.

 Los delincuentes, a los que se les consideran como una organización criminal, cosa que en mi opinión no tengo ninguna duda, cada vez están mejor estructurados, son más efectivos, con mejores estrategias y utilizan un parque móvil nuevo y de categoría media-alta (todos son vehículos de alquiler).  

 En cambio, la policía sufre cada vez más la falta de efectivos, con un parque móvil ruinoso y muchos turnos sin apenas coches, sin medios ni formación actualizada, sin ninguna estrategia concreta para combatir la delincuencia profesional que cada día azotan las autopistas de Cataluña.

 ¿A quién le importa los robos que sufren los turistas? Dichos actos delictivos solo perjudican a las víctimas, pero no provocan en ningún caso una alarma social al país y que puedan perjudicar los intereses de los políticos, pues a resultas, tampoco afecta a los intereses de los responsables de la seguridad pública (la Direcció General de la Policia y su Prefectura). El turista sufre, unos denuncian y otros no, pero lo que es seguro que su impotencia e indignación se las llevan a sus países, que explicarán a sus más allegados y que poco o mucho, acaba afectando a la fama de nuestro país. Pero a nuestras autoridades, a esas que están de paso político les importan nada y por obediencia al Govern, tampoco les importan a los responsables policiales.

 Tengan por seguro, que las ganancias que cada día obtienen los “peruanos” de estos hurtos son muy altas, de muchos miles de euros y también en joyas. Pues para mantener una plantilla numerosa en los coches y también en los puntos de vigías de las autopistas (para informar de posibles víctimas, movimientos de la policía y para recoger los botines que son lanzados desde los coches sin parar), así como para pagar los abogados defensores cuando son detenidos, los alquileres de los vehículos, la gasolina, los móviles… se pueden imaginar ustedes lo que generan cada día en estos robos.

 A parte del sufrimiento de las víctimas, también sufren los policías que les asisten. Sufren por la mala experiencia y el dolor de las víctimas, sufren por la impotencia que les genera que los delincuentes campen a sus anchas sin poder hacer nada por la falta del interés del Cos y de la DGP. También sufren por los conflictos en el seno de los grupos de trabajo (escamots) que provocan los “peruanos”, ya que hay agentes de tráfico que de forma individual se implica en perseguirlos, muchas veces afectando a los servicios y al resto de patrullas. Reitero, todo por la falta de estrategias, medios y responsabilidad de quienes deben ostentan la dirección de la policía y la garantía de la seguridad pública, de todos los ciudadanos, españoles y extranjeros.  

 Ni hay estrategia, ni el interés por ella. Es tan insultante la despreocupación por el tema, que ni siquiera se han plantado dar información a los turistas en la frontera, en las primeras áreas de servicios, gasolineras… como se han hecho en otras ocasiones para las campañas de seguridad de los grandes premios de motociclismo que se daban panfletos con información de seguridad viaria e incluso regalos y souvenirs como candados y reflectantes.   

 Llevamos décadas sin tomarse enserio los robos de las autopistas, esos sí, mientras el Govern y la Prefectura se enorgullecen de que la Unidad Marítima y Subacuática de Mossos hayan retirado una red de pesca que posiblemente salve la vida de pececillos y algún cefalópodo ¿Saben cuántos obstáculos retiran las unidades de tráfico y seguridad ciudadana de las carreteras cada día y que seguro salvan vidas humanas? Eso no importa, el postureo tiene más réditos políticos que la responsabilidad por la seguridad pública.     


Solo soy un agente de tráfico

 Hoy se cumplen 27 años de la Especialitat de Trànsit de Mossos y hoy hace 7 años que escribí en Facebook este escrito en el que opinaba así...