A principios del año 2018, en plenas consecuencias de los desastres del maldito 1 de octubre del 2017 y su llamado Procés, mi compañero y amigo Paco "según dicen Canela" me explicó que en la Escuela de Tráfico de la Guardia Civil en Mérida realizaban cursos sobre seguridad vial, tráfico y transportes para personal ajeno de dicho cuerpo. Entre estos cursos, estaba la formación para la detección de drogas, un requisito obligatorio según la LECrim en su artículo 796.1.7 para poder instruir delitos contra la seguridad vial por conducir bajo la influencia de drogas.
.png)
"Por el año 2010, la Ley Orgánica
de Enjuiciamiento Criminal, incorpora en el Art. 796.1.7 la obligatoriedad de
realizar un curso específico de detección de drogas para la actuación penal
contra la seguridad vial por conducir bajo la influencia de drogas y/o
substancias psicotrópicas" (Reforzando la necesidad de la formación específica, son
muchas las Instrucciones del Fiscal de la Sala Coordinador de Seguridad Vial
donde hace incidencia en la obligatoriedad de tener la formación específica en
la detección de drogas de los agentes que instruyen los delitos contra la
seguridad vial por conducir bajo los efectos de drogas)
Por aquellos años, el curso específico y obligatorio para la detección de drogas, ni estaba ni se le esperaba en el Cos de Mossos d'Esquadra, tampoco en su escuela de referencia y formación para las policías de Cataluña, el ISPC (Institut de Seguretat Pública de Catalunya).
Paco me informó que muchas Policías Locales de Cataluña hacía años que realizaban varios cursos en Mérida, en concreto el de drogas, pero también de investigación de accidentes, transportes, conducción de motocicletas y otros que en el ISPC o no pueden acceder y en tal caso, se les cobra por su formación y no poco. Por esta razón, los cursos de formación de Mérida de la Guardia Civil son una oportunidad muy buena para las Policías Locales de Catalunya y toda España.
Sobre el mes de febrero, Paco y yo decidimos reunirnos con el Inspector Jefe del Àrea Regional de Trànsit de Girona para plantearle nuestro interés y solicitar su permiso para enviar la petición a Mérida, requisito obligatorio en las bases. El inspector mostró su interés y lo elevó por el conductor reglamentario a sus superiores para obtener las autorizaciones necesarias.
Pronto se recibieron dichas autorizaciones, de la Regió Policial de Girona y de la Divisió de Trànsit, por lo que en marzo nuestro inspector envió la documentación necesaria a la Escuela de Tráfico de la Guardia Civil para solicitar el curso de drogas.
A finales de abril, se nos informó que los dos, Paco y yo, habíamos sido admitidos al curso en las fechas del día 25 al 29 de junio. A pocas semanas de esas fechas con todo ya preparado, alquiler del coche, residencia y permisos personales gestionados, recibimos una comunicación de la CSUCOT (Comisaría Superior de Coordinació Territorial) desautorizando el traslado a Mérida, alegando una infumable justificación de un ente externo como era el ISPC y que decía: “valorando que la formación continuada en detección de drogas para los agentes de tráfico, si se considera que es una necesidad formativa de la especialidad a nivel organizativo, se debe realizar en la EPC (Escola de Policies de Catalunya) y que no tiene especificidad ni complejidad que requiera ir a otra escuela de policías para dar respuesta a esta necesidad. En estos momentos, se están realizando talleres de esta temática para policías locales y que se podrían adaptar a Mossos sin que se tenga que ir a Mérida” La mano política y prejuiciosa aparecía a pocas semanas del curso.
Pero nuestro inspector esa vez fue valiente, profesional y coherente, pues nos autorizó ir a Mérida priorizando la falta y necesidad de esa formación, que por más que quisieran justificar el ISPC, el taller de 6h que nos ofrecían no era el específico sobre drogas que requería la LECrim.
Los primeros Mossos d'Esquadra que de forma institucional realizaron una formación en la Escuela de Tráfico de la Guardia Civil en Mérida fue en el año 1997, cumpliendo los requisitos del Pacto del Majestic de Aznar y Pujol por el traspaso de competencias en materia de tráfico a la Generalitat de Catalunya. Unos treinta mandos de mossos, de cabos a inspector, tuvieron que realizar una formación en Mérida para luego ser ellos quienes nos formarían al resto de los efectivos que compondríamos la primera promoción de Trànsit del año 1998. Por lo que cuentan la mayoría de esos mandos, el recibimiento en Mérida fue "hostil" y la experiencia mala.
Pues 20 años después, a finales de junio de 2018, dos mossos volvían a pisar la Escuela de Tráfico de la Guardia Civil, como así lo puntualizó el Coronel Director de la Escuela en la entrega de los despachos, agradeciendo nuestra presencia al curso y deseando que hubieran más mossos en Mérida cada año.
Recuerdo que cuando le planteamos a nuestro inspector la demanda de ir a la formación de la Guardia Civil a Mérida, él, que fue uno de aquellos treinta mossos que estuvieron en el año 1997, nos preguntó si estábamos seguros, recordando su experiencia vivida aquel año, pero también por los tiempos convulsos, políticos y sociales, que existían en el año 2018, con todos los puentes dinamitados entre FCSE y Mossos como consecuencia del dañino Procés. La respuesta de Paco y mía fue corta, concisa y clara "Joan, ya nos conoces y no tenemos ninguna duda que el recibimiento en Mérida será el correcto"
Nos equivocamos y de largo, quedándonos cortos con "el correcto" ya que todo el mundo, desde los compañeros de clase que eran Policías Locales de muchos municipios de toda España, agentes del CNP, militares y funcionarios de la DGT, así como el profesorado y mandos de la GC de la dirección de la Escuela nos dispensaron un trato exquisito, mostrando emoción y agradecimiento por nuestra presencia, enorme compañerismo y mucha profesionalidad. Así nos hicieron sentir los cinco días que duraron las 30 horas de formación del curso específico de detección de drogas.
Cinco días de curso que nunca olvidaré la formación valiosa que me ayudó a realizar varios de los atestados que instruí a posteriori, hasta que por motivos físicos he cambiado de funciones, pero en la misma especialidad. Una de mis mejores experiencias profesionales, por la convivencia con grandes compañeros de toda España que todavía hoy nos une un grupo de WhatsApp que compartimos valiosa información, experiencias y documentación sobre tráfico. Un viaje increíble con mi amigo Paco, en una ciudad tesoro de la humanidad con sus amables ciudadanos.
El último día de curso, viernes 29, nos reunieron en el salón de actos a todos los alumnos de todos los módulos, profesorado y dirección de Escuela para hacer entrega de los despachos por la superación de los cursos. Como he citado anteriormente, las palabras del Coronel Director no las olvidaré jamás, por la mención y agradecimiento hacia nosotros. Luego lo remató el Capitán Aurelio, que nos invitó a comer en un restaurante muy conocido de la ciudad, degustado la gastronomía autóctona y deliciosa, con una interesantísima tertulia de sobremesa.
Al día siguiente, hicimos el trayecto de vuelta a Girona y el primer día de turno, nos reunimos con nuestro inspector para informar de lo vivido, aprendido y trasladarle el exquisito acogimiento que recibimos en Mérida. Nos pidió un informe para enviarlo a la Divisió de Trànsit.
En el informe, Paco y yo aparte de explicar lo aprendido en cuanto a normativa, procedimientos, pruebas de drogas, empresas comercializadoras de máquinas de drogotest y kits, instrucción y diligencias, actas... informamos de la necesidad urgente de realizar el curso específico para todos los agentes de tráfico, poniéndonos a su disposición (de la Divisió y del ISPC) para colaborar en todo lo que pudiéramos y ellos consideraran. Pues nunca consideraron nada, al menos en contar con nosotros, nos ignoraron totalmente, nunca hubo la reunión que nos prometieron con los mandos de la Divisió, ni siquiera desde la ART de Girona nos tuvieron presente por nuestra formación y conocimientos, tampoco la experiencia y la aplicación que en varios atestados instruimos. El menosprecio fue mayúsculo.
Pasaron los meses y los años, durante los cuales tuve información que agentes de mossos de tráfico, sin la formación específica, según la LECrim, en un centro de formación profesional (escuelas de policías), impartían clases para la Diputación de Barcelona sobre detección de drogas dirigidas a Policías Locales. Por el contrario, los mossos de tráfico seguían sin tener el curso específico, pero si se les obligaba a firmar el acta A76 que requiere la formación específica.
Meses después desde la formación de Mérida, supongo que la noticia de nuestra asistencia corrió por la Especilitat de Trànsit, ya que recibí varias llamadas de compañeros interesados en ir a la Escuela de Tráfico de la Guardia Civil para realizar el curso de drogas, información y saber el conducto reglamentario para la autorización. Ningún otro mosso, que yo sepa, ha vuelto a ir a dicha formación en Mérida. En cambio, año tras año, siguen asistiendo a la Escuela de Tráfico de la GC, muchos policías locales de municipios de Catalunya para realizar los diversos cursos que continúan ofertando para personal ajeno.
En febrero de 2021, una vez pasado lo peor de la pandemia del COVID-19, la Divisió de Trànsit impartió lo que ellos han considerado como la formación específica obligatoria para la detección de drogas, consistente en una sesión de 6 horas y, por video, donde se comprimen las 30 horas del curso de la Guardia Civil, incluso de la Diputación (que la dirigía un Sots-Inspector muy conocido de la Divisió de Trànsit de Mossos). Ni para ese paripé se contó con Paco ni conmigo, supongo que, por eso, por ser una farsa formación, que solo tenía como objetivo cumplir de una vez con la formación específica obligatoria, aunque fuera vergonzosamente. Por supuesto que no hubiéramos aceptado ser cómplices de esa infame jornada.
PD Pocos días después del viaje a Mérida, Paco y yo decidimos enviar por el conducto jerárquico reglamentario, una carta de agradecimiento dirigida a la dirección de la Escuela de la Guardia Civil, por la formación y el trato recibido. Se le entregó a nuestro inspector para que la elevara y se enviara a Mérida. Dicha emisiva nunca llegó a su destino, pero si otra carta, con el mismo mensaje, para el mismo destinatario y remitentes con nombres y apellidos.