martes, 23 de agosto de 2022

Ni olvido ni perdono las promesas y sus incumplimientos de los Governs de turno con la complicidad de los mandos policiales de siempre.


Recuerdan cuando el Conseller de Interior de turno, Jordi Jané en febrero de 2016 prometió revisar los protocolos de inmovilización después del accidente mortal en Fornells de la Selva, que un conductor bebido y sin carné mató una joven de 25 años después de haber estado inmovilizado horas antes.

Ningún protocolo ha cambiado hasta hoy, todo lo contrario, hay más problemas legislativos, administrativos y técnicos por la falta de medios para las unidades de trafico de los mossos puedan inmovilizar o retirar vehículos implicados en delitos o infracciones viarias.

Hace dos días, un conductor de un turismo atropella a un grupo de 9 ciclistas en Castellbisbal, Barcelona con el resultado de dos personas fallecidas, una crítica y otra de grave. El conductor se dió a la fuga del accidente y fue identificado y detenido un día después.  

Ha tardado poco en salir el director del Servei Català de Trànsit, Ramón Lamiel en anunciar una prueba piloto para aplicar una velocidad variable a la carretera en función del volumen de ciclistas.

 

Promesas, pruebas piloto y cambios que nunca acaban de realizarse y, que una vez pasa la tormenta y el interés mediático quedan intencionadamente por incapacidad o por desinterés político en un olvido. Luego, nadie se acuerda y lo que es peor, nadie les exige a los responsables políticos ni jerárquicos que expliquen del incumplimiento de sus promesas.

Después de casi 25 años en la especialidad de tráfico, creo que el gran problema de la seguridad viaria es la estructura política del Servei Català de Trànsit y de la cúpula de mandos, que de forma perenne se han mantenido en la Divisió y sus Àrees Regionals, con un perfil profesional de total servilismo a la Jefatura de Mossos y del Govern de turno, dejando a una segunda, tercera, cuarta o última prioridad la seguridad en las carreteras.

A la mayoría de los mandos de la Divisió y ART los conozco desde los inicios del 1998, a muchos les tengo aprecio personal, pero a pocos les considero buenos referentes profesionales y jerárquicos. La mayoría de ellos, no todos por supuesto, han ido sumando barras, laureles y bastones desde los despachos, con el mérito más reconocido en el Cos que es “NADA DE PROBLEMAS Y ABSOLUTA LEALTAD A LA SUPERIORIDAD”.

En mayo del 98, 250 efectivos cubrían la ART de Girona de 5 sectores (Figueres, Girona, St. Feliu de Guíxols, Olot y Puigcerdà) incluida la OTEC y sus oficinas. Por ejemplo, en el sector de Girona, por turno salían 4 o 5 patrullas de nivel 2, todas uniformadas, más dos patrullas de nivel 3 (atestados). Hoy, sería mucho pedir que salieran 3 patrullas uniformadas por turno para cubrir el mismo sector, pero con muchos más quilómetros de vías rápidas (autopistas y autovías).

Desde hace más de una década la DT y ART, seguramente por interés administrativo, han apostado por reducir los grupos de trabajo llamados “escamots” que componen las patrullas uniformadas que cubren las 24 horas de los 365 días, asistiendo a los accidentes, incidentes viarios, controles y en definitiva son los que dan presencia policial a los usuarios de las carreteras. Reducen patrullas uniformadas para aumentar las patrullas camufladas (espiells) como los grupos de trabajo específicos (transportes, GRD, radar) y el meritado trabajo del ejercito de oficinas.

Recordemos que hace ya unos años, cuando la Divisió de Trànsit estaba en manos de los de siempre y encabezada por el comisario Esquius, decidieron seguramente cumpliendo prioridades políticas, administrativas y de la Jefatura, reducir 9 sectores de tráfico hasta su eliminación. Muchos fuimos los que critiquemos y denunciamos esa ignominiosa decisión, pues sabíamos que afectaría a la seguridad viaria y por descontado se reduciría la calidad del servicio a los usuarios. Pero no solo afectó y sigue afectado, por ejemplo en dificultar la resolución de accidentes de tráfico o dejar de perseguir posibles delitos por la falta de patrullas de tráfico para realizar las pruebas de alcoholemias.  Hace pocos meses, este Govern anunció que pararía la medida de reducir los 9 sectores y prometió aumentar los efectivos perdidos en estos años…de momento nada de nada, siguen turnos de trabajo donde no hay una sola patrulla en esos sectores, el daño estaba hecho y las consecuencias se notan desde hace mucho.

La mortalidad y siniestralidad en las carreteras va en aumento, ahora se suma el problema que les ha cogido de “improvisto” por las afectaciones viarias de la AP7, poniendo en evidencia, una vez más, la incompetencia profesional, administrativa y gubernamental de los de SIEMPRE.

La especialidad de tráfico en mossos está tocada de muerte, resiste en la UVI con efectivos que pasan de media los 47 años y, con una carga de trabajo muy superior a los del 1998, por la falta de efectivos. A la falta de efectivos se suma un parque móvil inadecuado, viéndose los agentes en la obligación de patrullar con furgonetas de administración o asistiendo accidentes como única patrulla en la autopista en un vehículo no logotipado. Todo por la falta de planificación de la subdirección general y el silencio cómplice de los altos mandos de tráfico (NO HAY PROBLEMAS).

Mientras tanto, políticos, asesores y mandos se congratulan con escenografías marítimas presentando barquitos, anunciando operaciones humanitarias como el paso del estrecho, mediáticas para dar a conocer las nuevas motos y radares un viernes por la mañana mientras por la tarde solo trabajan tres patrullas no habiendo coches de tráfico para todas en una operación salida de verano.

En fin, podría continuar añadiendo párrafos y párrafos para completar un libro, pero acabaré esta opinión diciendo que solo se reducirán los accidentes de tráfico y los delitos contra la seguridad viaria con la presencia de patrullas uniformadas dando seguridad a los usuarios, con más medios como vehículos, más y mejor material, formación para los agentes, priorizar el servicio de la carretera al de las oficinas, apostar por la notificación de las denuncias, realizar campañas efectivas y no continuas y con fines recaudatorios, contratar servicios importantísimos y necesarios para la seguridad viaria como el rescate de vehículos averiados o accidentados (grúas) que se acumulan en los arcenes sin ser retirados a un depósito, medios como los drones (no solo para las escenografías) si no para la vigilancia y detección de infracciones y delitos, exigir a las concesionarias de carreteras el servicio de señalización para liberar patrullas de tráfico…

Para todo esto, es necesario un cambio generacional en las cúpulas del SCT, DT y ART con perfiles más profesionales, comprometidos con la seguridad viaria y defensores a ultranza con la necesidad e importancia de la especialidad como garantes de dicha seguridad. Pero si en casi 25 años no ha habido cambios, todo lo contrario, ha habido una aniquilación de las especialidad de tráfico, pues será mucho si me jubilo ostentando en el brazo el escudo que tanto costó que lo pudiéramos llevar en el uniforme.



             

   

Solo soy un agente de tráfico

 Hoy se cumplen 27 años de la Especialitat de Trànsit de Mossos y hoy hace 7 años que escribí en Facebook este escrito en el que opinaba así...